“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala.”
(Santiago 4: 13- 16)
La vida es complicada y sobre ella no tenemos un verdadero control. Me consuela saber que el Soberano, Omnisciente y Todopoderoso Dios controla cada evento y circunstancia de mi vida y los rige para mi bien (Romanos 8: 28). Por eso la dependencia total a Dios es la más excelente manera de vivir.
Es una actitud arrogante pensar que nuestros planes son infalibles y que no necesitamos confiar en nuestro Señor. Santiago nos alerta sobre esa conducta presuntuosa: “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala.” (Santiago 4: 13- 16)
Alguien dijo: “Si quieres escuchar cómo se ríe Dios, cuéntale tus planes.” Dios no se burla de sus hijos pero si tiene total conocimiento del futuro y nosotros no. Si pudiéramos conocer el futuro, como él lo conoce, tal vez nos reiríamos.
Por favor, considera conmigo esto: desconocemos el futuro, somos frágiles y la vida es breve. Sin la presencia de Dios con nosotros, teniendo a Jesús como Salvador y Señor, nuestra existencia no tendría sentido.
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