“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.”
(Filipenses 1: 21)
Si Cristo es lo esencial para nosotros, hasta la misma muerte es ganancia eterna; Pablo lo escribió de esta manera: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” (Filipenses 1: 21)
Al apóstol Pablo en realidad no le importaba estar encarcelado, ni ser calumniado, ni enfrentar una posible ejecución porque Cristo era para él lo esencial, es decir la razón por la cual vivía. La predicación del evangelio era su gran tarea teniendo la plena confianza de que, a pesar de sus circunstancias negativas, la causa del Señor triunfaría. Por este motivo podía enfrentar la muerte sin temor. Es más, podía ver a ese temido enemigo de la muerte como ganancia, porque así estaría con Dios para siempre, gozando de su Santa presencia, adorándole y sirviéndole de una manera perfecta.
Cristo es lo esencial, sin El las riquezas, el poder, la influencia, las posesiones materiales, el prestigio, la posición social, la salud, el éxito profesional o económico, es decir todas aquellas cosas que solemos llamar ganancias son en verdad pérdidas. El apóstol Pablo lo sabía e hizo algo al respecto: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” (Filipenses 3: 7-8) El tomó una sabia decisión, rindió totalmente a su Señor y Salvador Jesucristo. Confió, amó, sirvió, testificó, y en todo se consagró y dependió de Él. Su única esperanza, su único propósito, la sola razón para vivir fue Cristo. El viajó por Cristo, predicó por Cristo, y fue perseguido y encarcelado por Cristo. Al final moriría por Cristo. Repito, incluso la misma muerte, por la maravillosa gracia de Dios, era en definitiva ganancia eterna para El.
¿Es Cristo para ti lo esencial?