“Mas el fin de todas las cosas se acerca;
sed, pues, sobrios, y velad en oración.”
(1 Pedro 4: 7)
Si sabes que morirás mañana, muchas cosas cambiarían en tu vida. Cuando el tiempo es corto, vivimos con un sentido de urgencia, las cosas se simplifican, volvemos a lo básico.
El apóstol Pedro nos recuerda algo que muchos parecen olvidar: “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.” (1 Pedro 4: 7) ¿Qué escribió Pedro? Simplemente lo que escribió, este versículo dice lo que dice. El tiempo se acaba. El regreso de Jesús está cerca y si vivimos con esta gloriosa verdad en mente, es maravilloso como mejora nuestro enfoque.
Si nos percatamos que debemos comparecer ante el Señor, eso producirá sorprendentes transformaciones en la manera como vivimos.
Necesitamos ser sobrios, lo contrario a ebrio es alguien que tiene sobriedad, control y equilibrio. ¡Cuánto necesitamos recordar eso en estos tiempos de tanto extremismo! Por naturaleza somos pendulares, nos encantan los extremos ridículos en cualquier cuestión. Necesitamos el balance que viene de saber que se nos acaba el tiempo.
Necesitamos además regresar a lo esencial, como lo es velar en oración. Dejemos toda esa cantidad de actividades innecesarias en las que nos involucramos, que no son necesariamente malas, pero en las que derrochamos miserablemente nuestro precioso tiempo.
Regresemos a lo básico, estableciendo las prioridades correctas. El apóstol Pablo nos recuerda: “La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.” (Romanos 13: 12) La avanzada noche de la corrupción humana pronto cederá ante la luz radiante del retorno glorioso de nuestro Señor Jesucristo. ¡Se nos acaba el tiempo! Necesitamos tomar decisiones radicales: “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.”
¡No te pierdas en cuestiones necias! ¡El viene pronto! ¡Y viene por ti!