(Apocalipsis 13: 2-4; 15)

Inevitablemente la confusión, el caos y la anarquía en la sociedad, generan inseguridad y miedo. Y con la ayuda de medios noticiosos que han perdido toda imparcialidad y compromiso con la verdad, estas crisis se esparcen más rápido. Es entonces cuando muchos, presas del pánico, claman por soluciones rápidas que ofrecen gobiernos fuertes. Así surgen y proliferan manipuladores oportunistas que se aprovechan de las circunstancias para alzarse con el poder. Y que sin demora se convierten en despiadados dictadores, logrando el control total al ofrecer soluciones rápidas a los problemas al parecer sin solución de la sociedad.  Adolfo Hitler, por ejemplo, se aprovechó de las caóticas condiciones económicas y políticas de Alemania después de la Primera Guerra Mundial. Le prometió al pueblo alemán que, bajo su liderazgo, su pisoteada nación se levantaría nuevamente a su lugar de eminencia, poder y riqueza. Desesperadas por una salida a su dilema, muchas personas creyeron su mensaje. Finalmente, el partido Nazi se hizo tan fuerte que Hitler fue designado canciller de Alemania. Desde esa posición prosiguió hasta apoderarse del poder absoluto.

El anticristo, un dictador más poderoso y malvado que Hitler, se alzará con el poder en medio del caos aterrador y sin precedente de la tribulación futura. Nos describe el libro de Apocalipsis: “Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (Apocalipsis 13: 2-4) Este diabólico gobernante pretenderá usurpar el lugar de Dios mismo. Con la ayuda de un líder religioso llamado el falso profeta, obligará al mundo a que le rinda adoración: Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.” (Apocalipsis 13: 15) Esta será la culminación de un sueño alimentado por ideologías humanas que le ofrecen al hombre un paraíso en la tierra, sin Dios. O al menos, sin el Dios verdadero.

Hoy la mayoría hemos escuchado hablar de un Nuevo Orden Mundial. Esta expresión se ha usado para referirse a un plan diseñado con el fin de instaurar un gobierno único a nivel mundial. Esta idea aumenta en popularidad cuando tantos gobiernos y naciones están en crisis de todo tipo. Crisis muy bien aprovechadas por intereses oscuros para generar caos. Ofreciéndole al hombre ese anhelado paraíso con un dios a imagen y semejanza de él. Dios es Dios sin importar que el hombre le reconozca o no como tal. Solo el merece nuestra total adoración. Porque es el único Dios verdadero, a pesar de que muchos lo han cambiado por otro más parecido a ellos. Y en el tiempo final se lanzarán a adorar al anticristo.

No hay paraíso en esta tierra sin Dios, no te engañes. La humanidad ha sido testigo del surgimiento del comunismo ofreciendo al hombre lo mismo. Y donde ha llegado solo ha dejado destrucción y muerte, dejando a las naciones que lo han sufrido, mas parecidas al infierno que al paraíso. Hoy esa peligrosa ideología ha mutado, ya el nombre de comunismo no es tan popular, suena mejor socialismo. Seamos honestos, es solo un camino más largo para llegar al mismo destino. Cuidado, porque peligrosamente Estados Unidos, una nación fundada sobre valores cristianos, se está lanzando por ese atajo.

La Biblia es muy clara que hay solo un Dios, una sola revelación autorizada escrita, y un solo camino de salvación. Jesucristo dijo con total claridad: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14: 6) Leamos bien sus palabras, ellas son excluyentes, no hay otras opciones aparte de Jesús mismo. ¿Y qué podrían decir entonces del apóstol Pedro que repitió esta verdad? “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4: 12)

Presta atención: retira tus ojos de los hombres y deja de buscar en ellos lo que necesitas. Aunque Dios puede decidir obrar a través de algunas personas, nadie tiene lo que tú, a la larga, anhelas recibir. Solo el Señor lo tiene.  Recuerda como muchos han sido engañados y muchos más lo serán en el futuro. Arrepiéntete de tus pecados y acepta a Jesucristo como tu Señor y Salvador. Hazlo ahora mismo.

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