(Genesis 11:1- 9)

La Biblia nos relata que la civilización post diluviana tenía un solo idioma (no necesitaban de los traductores de Google). La comunicación entre ellos fluía fácilmente: “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.” (Genesis 11: 1) E impulsados por un espíritu nómada viajaron a una llanura en la tierra de Sinar para establecerse allí (Génesis 11: 2) Sinar, que estaba en la región conocida actualmente como Iraq, era el lugar histórico de la vil Babilonia. Fue entonces cuando deciden unir su poder construyendo una fuerte torre «cuya cúspide llegue al cielo» (Genesis 11:4). Por medio de tal construcción proclamarían orgullosamente su poder como sociedad humana. Levantando ese símbolo estarían rindiendo culto a la autosuficiencia de los hombres e invitando a todos a un nuevo orden mundial. ¿No les resulta familiar esta tan antigua pero asombrosa historia?

Hoy la mayoría hemos escuchado hablar de un Nuevo Orden Mundial. Esta expresión se ha usado para referirse a un nuevo período de la historia, a un plan diseñado con el fin de instaurar un gobierno único a nivel mundial. El primer uso de esta expresión aparece en el documento de los Catorce Puntos del presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, que hace un llamado, después de la Primera Guerra Mundial, para la creación de la Sociedad de las Naciones, antecesora de la Organización de las Naciones Unidas. El uso más amplio y reciente de esta expresión se origina sobre todo con el final de la Guerra Fría. Los presidentes Mijaíl Gorbachov y George H. W. Bush  la emplearon a menudo. Hoy todos los presidentes hablan de ese nuevo orden mundial.

Los cristianos sabemos cuál es la verdadera intención de Satanás con este nuevo orden. La Biblia describe claramente el objetivo final del mismo en (Apocalipsis 13) Este será el último imperio mundial que ha de levantarse. Vemos ante nuestros ojos como va tomando forma el cumplimiento de estas profecías. Nos movemos en una dirección. El escenario se prepara para el levantamiento del último dictador mundial que la Biblia llama el Anticristo. Lo que hoy vivimos no es resultado de casualidades o accidentes. Tales cosas no existen en la vida de los hijos de Dios. El Soberano Dios tiene un plan para estos tiempos finales y nos ha permitido leerlo en su Palabra.  Ese viejo sueño de la humanidad se les convertirá en una terrible pesadilla. Así que ese llamado Nuevo Orden, no tiene nada de nuevo y mucho menos de orden.

Pero regresemos a antigua historia y al freno que Dios puso a semejante arrogancia humana: “Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.” (Genesis 11: 7-8) Dios deshizo los planes de estos hombres y mujeres embriagados por el orgullo y el desafío hacia Él. ¡Él lo hizo una vez y lo volverá hacer! Lo que estamos viendo hoy es casi una repetición íntegra de esa vieja historia de la Torre de Babel. La sociedad humana está decidida a repetir la historia, porque no aprendieron de ella. El futuro próximo no se muestra cómodo para los cristianos. No obstante, tengamos esperanza en nuestro Dios y en sus advertencias proféticas que nos fortalecen para resistir la lucha por cualquier solución humana a los actuales desafíos sociales, económicos y políticos. Descansemos en que nuestra ayuda viene del cielo y no de los hombres. Solo cuando Jesucristo regrese para establecer su reino es que el mundo conocerá en la tierra un nuevo orden mundial de verdadera paz y prosperidad.

 

 

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