“Con todo, yo siempre estuve contigo;
me tomaste de la mano derecha.
Me has guiado según tu consejo,
y después me recibirás en gloria.”
(Salmos 73: 23-24)
¿Sientes que a nadie le importas? ¿Te parece que todos te han abandonado? Dos cosas quiero compartirte. La primera; aunque tu situación es un asunto serio, permíteme hacerte sonreír con lo siguiente:
“Si piensas que a nadie le importas y que todos te han abandonado, trata de no pagar algunas facturas y ya verás”
La segunda idea que quiero dejarte es esta. Hay un remedio para esos sentimientos tan horribles. Reconoce que Dios es real y quiere tener una relación personal contigo. Él ha solucionado el principal obstáculo que impide dicha relación, el pecado. La rebeldía contra Dios produce un corazón solitario y lleno de miedo. Dios envió a su Hijo a morir por ti, haciendo posible que si te arrepientes y crees en Jesús puedas disfrutar de la compañía divina por siempre. Tú le importas demasiado.
Si eres cristiano, sin importar la dimensión de tus pruebas y lo hostil de tus circunstancias Él está contigo. Aun cuando todos te den la espalda con fría indiferencia a tu dolor, Él no te abandona. Ante semejantes verdades puedes unirte en fe y gozo a las palabras del salmista:
“Con todo, yo siempre estuve contigo;
me tomaste de la mano derecha.
Me has guiado según tu consejo,
y después me recibirás en gloria.”
(Salmos 73: 23-24)