(Génesis 12: 1-3)

Dios soberanamente tomó la iniciativa de llamar a un hombre llamado Abram. Fue Dios quien le escogió, se acercó a él y se le dio a conocer. Dios le dijo: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.  Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.  Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12: 1-3) ¿Por qué Abram? Solo hay una respuesta: por la pura gracia divina.

El Señor también le prometió: “Haré de ti una nación grande” Dios tenía en mente a la nación de Israel, Abraham es el padre del pueblo hebreo. Dios también le prometió su protección a la nación que descendería de Abram: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren mal­deciré’ (Génesis 12: 3a). Egipto, la primera nación que esclavizó a Israel, fue doblegado por diez plagas devastadoras (Éxodo 7-12). Los amorreos, que se opusieron a la marcha de Israel hacia la tierra prome­tida, fueron derrotados (Números 21:21-30). Babilonia, el imperio que destruyó Jerusalén y deportó a los judíos de su tierra natal, fue derrotada setenta años después por los persas. Y uno de los peores perseguidores de los judíos en la historia, Antíoco IV, murió de manera horrible poco después de conocer que su ejército había sido derrotado en la rebelión judía de los Macabeos.

En los tiempos modernos, Rusia confinó a los judíos en guetos y los hostigó con pogromos durante los zares, quienes fueron de derrocados por la rebelión comunista de 1917. Bajo el comunismo, a los judíos se les prohibió practicar su religión, y muchos fueron arrestados, deportados o ejecutados. La Alemania de Hitler, que asesinó a unos seis millones de judíos, fue aplastada en la Segunda Guerra Mundial.

En fin, los ejemplos podrían seguir. Nuevamente la pregunta, ¿por qué Dios ha protegido y sigue protegiendo a Israel? No porque Israel fuera más numeroso que otros pueblos en el mundo; era el pueblo más insignificante (Deuteronomio 7:7). No fue porque Israel fuera más justo que otras naciones; Dios manifestó que eran un pueblo rebelde y duro de cerviz (Deuteronomio 9: 6-7). Entonces, ¿por qué Dios escogió a los judíos? La respuesta nuevamente es: por un acto de su gracia para manifestar Su propósito soberano.

Y las profecías del fin están muy unidas a Israel. Ezequiel se refirió al regreso espiritual del pueblo de Dios a Él: (Ezequiel 36:24, 26-28) Hay un futuro glorioso para esta nación (Romanos 11: 26-27). Dios lo prometió y será fiel en cumplirlo. Recuerda estas dos cosas que nos enseña la vida de Abraham y del pueblo hebreo: Primero, nuestro Dios es totalmente confiable; y segundo, es Todopoderoso para cumplir lo que ha dicho que hará. La memoria divina no se desvanece con el tiempo. Así que cuando Dios hace una promesa, puedes estar totalmente seguro de que la cumplirá. Por lo cual no importa que hoy Israel sea una isla de menos de nueve millones de inmigrantes rodeados por un mar de 300 millo­nes de enemigos, muchos de ellos ansiosos por borrar del mapa a esta pequeña nación. No importa que Israel haya sido atacado una y otra vez desde su fundación, a veces en guerras totales y también de forma incesante por terroristas. Confiando en el Soberano, Todopoderoso y Fiel Dios, podemos asegurar que Israel permanecerá.

 

 

 

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