“Y en ningún otro hay salvación;

porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres,

en que podamos ser salvos.”

(Hechos 4: 12)

En el preciso momento en que decidimos abrir nuestra boca para predicar el Evangelio, estaremos experimentando persecución. Los apóstoles no solo predicaban un mensaje que incriminaba a los hombres al hablarles del pecado; predicaban la exclusividad de Cristo. Y eso realmente enoja al mundo.

Por favor lee detenidamente este versículo: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4: 12) Proclama valerosamente su mensaje, esa exclusividad de Cristo como Salvador y verás de manera inmediata cuanto enoja esto a los impíos.

En este versículo Pedro hace al concilio lo que equivale a una invitación directa de arrepentirse y aceptar a Jesucristo para ser salvos. Ya había declarado que la curación del mendigo cojo se realizó en el nombre de Jesús. Ahora va más allá y proclama Jesús es la única fuente de sanidad espiritual. La libertad de los devastadores efectos del pecado solo viene por medio de Jesucristo. El apóstol Pedro no inventó esa verdad; él simplemente se hizo eco de lo que su Maestro dijo. En Juan 14:6, Jesús declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Esta misma exclusividad la declara nuestro Señor en Juan 10:7–8, cuando afirmó: “De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores”.

Si quieres evitar la persecución en este mundo, todo lo que tienes que hacer es cambiar el artículo definido de Hechos 4:12 por un artículo indefinido. Puede decir algo como esto: “Cristo es maravilloso. Él es el Hijo de Dios, Cristo es muy especial para mí. Cristo me salvó. Cristo es mi camino”. Para ser aceptado solo evita decir que Él es EL camino, el UNICO camino. El mundo no se enojará si dices que Cristo es UN Salvador, pero no EL UNICO Salvador. Así pasó en el Imperio Romano durante los siglos segundo y tercero. Roma era politeísta y uno podía adorar a tantos dioses como quisiera. Así que la razón por la que los primeros cristianos fueron perseguidos fue porque predicaban la exclusividad de Cristo.

Si importa lo que usted cree y quien cree. Si importa la exclusividad de Cristo. Fuera de Él no hay salvación de la condenación eterna en el infierno. Ese espantoso lugar estará lleno de gente religiosa que creyó lo que quiso creer y no lo que Dios dijo que creyera.

Los cristianos estamos llamados a predicar a un Cristo singular en una sociedad plural, a un evangelio exclusivo en una era inclusiva. Aunque el mundo se enoje y nos persiga. Es un precio que tenemos que estar dispuestos a pagar. La salvación de los perdidos depende de eso.

 

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