“El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.” (Apocalipsis 16:8–9)

El fuerte calor que en estos días sentimos especialmente en el estado de la Florida, me recuerda un tiempo futuro que se nos revela en el libro de Apocalipsis: “El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.” (Apocalipsis 16:8–9). Lo que aquí se nos relata formará parte del derramamiento final de la ira de Dios. Los juicios de las copas nos muestran la respuesta de Dios a quienes lo rechazan persistente y deliberadamente. En ese momento particular del futuro humano la ira de Dios llegará a manifestarse poderosamente, ya que la rebelión del hombre contra Dios habrá alcanzado un momento culminante. A pesar de los terribles años de juicios (que ellos reconocerán que vienen de Dios, Apocalipsis 6:15-17), los pecadores tercamente se aferrarán a su pecado y persistirán en su rebelión (Apocalipsis 9:21).

Este cuarto ángel derrama su copa sobre el sol. Como resultado, el sol, fuente de luz, calor y energía para el planeta, se convertirá en su verdugo. Un calor ardiente que sobrepasará cualquier cosa antes vista, quema a los hombres severamente. Los que se quemarán con el gran calor del sol son los “hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen” (v. 2). ¿Y cómo responderán ante semejante juicio? En lugar de reconocerse culpables por su pecado, ratificarán su dureza de corazón blasfemando el nombre de Dios. Asombrosamente, saben que es Dios quien tiene poder sobre las plagas que los están afligiendo. Sin embargo, amarán tanto su pecado y estarán tan engañados por el anticristo, que no se arrepentirán.

Mientras hoy experimentamos el fuerte calor floridano muchos también permanecen en obstinada rebeldía.  Escuchando la voz de Dios, lo rechazan. Desechando esta amonestación bíblica “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7) ¿Cómo es posible? Es que esa misma voz que ofrece salvación proclamando la justicia y el amor divino ofrecido en Cristo, también revela la fea realidad del pecado y la maldad humana. Y muchos prefieren rechazar el evangelio de vida para permanecer en su vieja senda de muerte. Si esta es tu actitud o conoces a alguien que la tiene, por favor tomate el tiempo para hacerle conocer estas solemnes advertencias: ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?… Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos…porque nuestro Dios es fuego consumidor.” (Hebreos 2: 3ª; 12: 25, 29) ¡Tu eternidad está en juego! Toma a Dios seriamente, porque Él toma muy seriamente tu decisión ya sea de aceptarle o de rechazarle. Recuerda que tu tiempo se te acaba. Arrepiéntete de tus pecados y recibe por la fe a Jesús como tu Señor y Salvador. Hazlo ahora.

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