Cuando le vi, caí como muerto a sus pies.

Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome:

No temas; yo soy el primero y el último;

y el que vivo, y estuve muerto;

mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén.

Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”

(Apocalipsis 1: 17-18)

Un encuentro cara a cara con la gloria santa del Señor Jesucristo llena de temor. En ese maravilloso momento cuando uno comprende que su pecaminosa indignidad está en la santa presencia del Dios Vivo. Esta fue la experiencia del anciano apóstol Juan en el de Apocalipsis:

“Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” (Apocalipsis 1: 17-18)

Como el eterno yo soy, el primero y el último, el que vive, Jesucristo tiene las llaves de la muerte y del Hades. Él tiene la autoridad para decidir quién muere y quién vive; El controla la vida y la muerte. Él es el Santo y Todopoderoso Dios. Pero al igual que Juan, no tenemos de qué temer, porque Cristo ya nos libró de la muerte y el Hades por su propia muerte. Fuimos justificados por la fe en El.

Me consuela sabe quién es El y la autoridad que posee. ¿Y a ti?  

 

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