Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7:20–23).

No podemos ignorar que el corazón humano es una fuente perversa de generar mal: Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre (Mr. 7:20–23). En consecuencia, el sistema de pensamiento de nuestra sociedad es repugnante. Es fácil pasar eso por alto, dejándonos envolver por una actitud indiferente y totalmente pasiva. Es fácil tomar el camino de la racionalización, mientras nos encojemos de hombros y pensamos: “Ah, eso no es gran cosa. Todos lo hacen. Esa clase de cosas suceden, no hay que volverse un fanático. Yo también fui joven alguna vez, y sobreviví.”

Por favor, ¿no te parece familiar esta descripción que encontramos en la Biblia acerca de la generación antidiluviana? Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Genesis 6:5).  ¿Cuál generación crees que se ajusta más a este retrato, la tuya o la de tus hijos? Sin lugar a duda, estas palabras de Genesis dibujan sombríamente el estilo de vida de la sociedad de hoy. Y ante esta realidad no podemos permanecer indiferentes.

Mantente alerta ante cualquier tolerancia hacia lo corrompido y lo vulgar. Elije sabiamente en que empleas tu tiempo, incluyendo como te entretienes. Fórmate el hábito de cuestionarte seriamente: ¿Voy a ser una mejor persona si participo de esto? ¿Va a beneficiarse mi familia con eso? ¿Es espiritualmente saludable? Evita a la gente que les resta importancia a las cosas sagradas. Ten cuidado en asociarte con personas sin valores, ni principios. No pases tiempo con gente que profana lo que es bueno o que se burla de lo que es justo.

Involúcrate en la vida de tus hijos. Pregúntales acerca de lo que se les enseña en la escuela. Pon atención a quienes son sus amigos. Establece estándares y se firme en que se respeten. No caigas en la trampa de preservar a toda costa la intimidad de tus hijos. Interésate en lo que hacen con sus celulares, las pelí­culas que miran, en la música que oyen, en la clase de juegos de video que usan. No te mantengas distante, acércate lo más que puedas a ellos. No esperes que la iglesia o la escuela cristiana hagan tu tarea de padre. Son esas decisiones que tomes hoy, sin importar si son grandes o pequeñas, las que darán forma a tu futuro y al de las personas que amas. Recuerda que, en esta situación de extremo peligro ante la agresiva maldad, la pasividad no es una opción.

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