“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.”

(1 Pedro 1: 18-20)

El pecado produce falta de sentido y propósito a la existencia humana. La vida se convierte en un ciclo interminable de intentos para llenar un inmenso vacío que no puede ser llenado. Un camino directo a la desesperanza.

A preguntas tales como, “¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es el significado de la vida? ¿Qué es la verdad?”, no se encuentra respuestas en el mundo aparte de las mentiras de Satanás, quien es el autor de las mentiras y el príncipe del sistema que rige el mundo actual (Juan 8:44; 2 Corintios 4:4).

Edna St. Vincent Millay en su poema “Lamento”, expresó la agonía de vivir una vida sin sentido: “La vida debe continuar; aunque acabo de olvidar por qué”.

Podemos vivir agradecidos de que hemos sido rescatados de semejante condición:

“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.” (1 Pedro 1: 18-20)

“El Calvario fue la necesaria ejecución en el tiempo de lo que el corazón de Dios albergaba en la eternidad “- Lewis Sperry Chafer. Dios tomó la iniciativa de nuestra salvación y por amor la manifestó a nosotros en Jesucristo. Sin Él, hoy seguiríamos sin rumbo, como una endeble embarcación golpeada por las impetuosas olas en el océano del mundo.

Solo Jesucristo puede dar sentido y propósito a tu vida. Solo Él puede llenar tu vacía existencia.

 

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