“Envía tu luz y tu verdad; estas me guiarán;
me conducirán a tu santo monte,
y a tus moradas.”
(Salmo 43: 3)
Para vivir victoriosamente en un mundo oscuro y desorientado necesitamos la guía de Dios de manera constante. Solo así es posible salir adelante en medio de esa fuente que tantos conflictos nos genera.
Esta oración de David debe también ser la nuestra: “Envía tu luz y tu verdad; estas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas.” (Salmo 43: 3) Al regresar David a Jerusalén, los problemas lo esperaban. Se encontró con gente problemática y todos sabemos lo devastador que eso puede ser. Es entonces cuando clama pidiendo a Dios que interviniera.
Un conflicto, por lo general, puede ser causado por tener una gran cantidad de información incorrecta y por no tener suficientes datos esenciales y confiables. Cuando no tenemos la información adecuada, empezamos a hacernos ideas irreales. El resultado es entonces una perspectiva distorsionada del problema. Un punto de vista pesimista adornado con nuestros propios temores.
David, viendo el conflicto que estaba frente a él, le pide a Dios que le dé luz y verdad. El deseaba que Dios le proveyera su Palabra (verdad) y le concediera la capacidad de comprenderla (luz). Quizás buscó alguna parte de la Escritura que fuera apropiada para su situación y al mismo tiempo buscó aprender de ella. Él necesitaba claridad en medio de la confusión. Él quería que la verdad acabara con la ficción y por eso buscaba sabiduría en las Escrituras. Al hacerlo, encontró gozo y alabanza. Es ese fue su gran momento, cuando la verdad de Dios neutralizó los mensajes depresivos de sus circunstancias. Nosotros necesitamos lo mismo hoy.
El Libro de Dios es nuestra fuente de verdad tangible. Y es el Espíritu de Dios en único que puede darnos la capacidad para entenderla. Dios no nos ha dejado solo lidiando con nuestros problemas en este mundo “maligno y perverso”. Él nos ha dado su Palabra escrita y la promesa de su luz a todos sus hijos, ¿cuándo aprenderemos a creer en ella, a ponerla en práctica y a apoyarnos en sus promesas?