“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;
y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo,
sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? “
(1 Juan 5: 4- 5)
A menudo solo nos gusta escuchar lo positivo y agradable. Pero esto no nos puede conducir a ignorar la realidad profética de la Biblia. Jesús advirtió que habrá guerras y rumores de guerras hasta su regreso (Mateo 24:6-8) Y estas se irían intensificando a medida que nos acerquemos al fin. No nos gusta la guerra, y no la defendemos, pero es un hecho inevitable de la existencia. Y ellas intensifican las aflicciones que experimentaremos en este mundo. En 1849 Ralph Waldo Emerson escribió: “La guerra está agonizando, y una paz universal es tan segura como el predominio de la civilización sobre el barbarismo”. Desde entonces ha habido dos guerras mundiales y más guerras locales, insurrecciones civiles y revoluciones de las que podríamos contar. Al igual que muchos, Emerson estaba equivocado.
El libro Apocalipsis es un libro beligerante que destella con el estrépito de ejércitos y batallas ruidosas. Se nos dice que “hubo una gran batalla en el cielo” (Apocalipsis 12:7). El poder de todo el infierno luchará contra Cristo y sus vencedores, los mártires a quienes el diablo intentará destruir.
Las personas más grandes son las que vencen sobre las dificultades personales en situaciones que parecen imposibles. En el mismo libro de Apocalipsis, Dios ha prometido que todos podemos ser vencedores, incluso el más débil de nosotros. Y los vencedores reciben grandes recompensas:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7).
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:21).
“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Apocalipsis 21:7).
Paz y seguridad vendrán, pero no por los esfuerzos del hombre. Las bendiciones serán para los vencedores.Y el presente que vivimos se nos puede mostrar deprimente, también el mal puede parecer triunfante, no obstante Jesús nos dice: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”(Juan 16:33) No importa que en el presente la vida parezca derrumbarse ante nuestros ojos, podemos confiar en sus palabras. Tal esperanza es posible porque Jesucristo ha vencido al mundo y ha conquistado el pecado, la muerte y Satanás. Y en él, nosotros también somos vencedores: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? “(1 Juan 5: 4- 5) Hay razones para el gozo y la paz cuando uno conoce al Dios Soberano y Todopoderoso que tiene un plan que jamás puede ser derrotado.
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