(Juan 15:18–20)

Que la Iglesia enfrente persecución no debe sorprendernos, puesto que el Señor Jesucristo advirtió a sus seguidores que la esperaran: Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.” (Juan 15: 18–20)

Él les advirtió también en Juan 16:2: “Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios”. Los apóstoles también enseñaron la certeza de la persecución. Pablo escribió a Timoteo: “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12). Pedro añadió: “Para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21).

Los cristianos que llevan vidas piadosas, centradas en Cristo, inevitablemente entrarán en conflicto con el sistema satánico del mundo. El cristianismo se convirtió en una secta religiosa odiada y despreciada en el Imperio Romano. Plinio se refirió con desdén al cristianismo en su carta al emperador Trajano, diciendo: Una “superstición extravagante y depravada”. Luego pasó a quejarse de que “el contagio de esta superstición [el cristianismo] no solo se había esparcido por las ciudades, sino también en las villas y distritos rurales”. El historiador romano Tácito, contemporáneo de Plinio, describió a los cristianos como “una clase odiada por sus abominaciones; mientras Suetonio, otro contemporáneo de Plinio, los desestimó como “un conjunto de hombres que se adhieren a una superstición nueva y maliciosa” Estos pocos ejemplo nos confirman como el mundo ha odiado a los cristianos, considerándolos un estorbo. 

Muchas de los valores que tú y yo creemos por la Palabra de Dios ofenden al mundo impío. “Si te gusta hazlo” este es el consejo que constantemente escuchamos de una sociedad que ha pervertido los valores divinos para seguir sus propios deseos pecaminosos. Al pecador perdido solo le preocupa estar satisfecho sensualmente sin importar el costo. “Quiero lo que quiero cuando lo quiero y como lo quiero” se dice así mismo, para él su prioridad es “ser feliz y sentirse realizado” cueste lo que cueste.

A medida que los seres humanos se desbocan hacia el pecado y hacia toda forma de libertinaje e impiedad, se volverán más y más insensibles a la verdad de Dios. La rebeldía contra El será el estilo de vida de muchos que prefieren todo tipo de vilezas.

Y con toda seguridad llegará ese día en que los cristianos seamos perseguidos, torturados y hasta martirizados, a medida que el mundo aumenta su odio hacia el verdadero evangelio. El cual como una poderosa Luz les muestra la verdadera fealdad de su pecado, entonces intentarán apagar esa luz. ¿Estás tú preparado para ese momento?

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