“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,

y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos

era de continuo solamente el mal”

(Genesis 6:5).

Cuando la maldad se vuelve extrema, el juicio de Dios está cerca. No pasaron muchas generaciones después de la caída cuando “vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Genesis 6:5).  Las personas de la época de Noé tenían a la maldad extrema como un estilo de vivir. Y en consecuencia Dios decide destruirles. El juicio divino destruye a todos los habitantes menos ocho, y estos estaban lejos de ser perfectos.

 Algunas generaciones después de eso, las ciudades de Sodoma y Gomorra se corrompieron tanto con la descendencia de esos ocho que Dios las destruyó con fuego y azufre. Repito: cuando la maldad se vuelve extrema, el juicio de Dios está cerca.

 Otro día de juicio viene en que Dios volverá a hacer llover fuego sobre la tierra, pero tal destrucción será un holocausto como los hombres nunca lo han imaginado: “Los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.… los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro 3:7, 10).

El ser humano está infectado con el virus mortal del pecado, el cual no tiene cura aparte de Dios. Sin embargo, a diferencia de su actitud hacia las enfermedades físicas, en su gran mayoría los hombres no quieren que su pecado sea curado. Aman su pecado y odian la justicia de Dios (Juan 3:19–21). Aman su propio camino y odian el de Dios. Cuando leemos Genesis 6: 5, nos parece que estamos leyendo una fiel descripción de nuestros días actuales.

Prepárate, el juicio de Dios se acerca. El Día del Juicio llegará, tu última oportunidad puede terminar en cualquier momento, ya sea que mueras o que Cristo venga. ¿Estás preparado para ese momento? La Biblia dice: El que en él cree (en Jesucristo), no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3: 18) Debes reconocer tu condición de pecador perdido, arrepentirte y creer en Jesucristo como Su Salvador y Señor. Hazlo ahora que todavía tienes la oportunidad.

 

 

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