“El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.” (Apocalipsis 22:20-21)

La Biblia y el libro de Apocalipsis terminan con este gran recordatorio final y esta maravillosa bendición: “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.” (Apocalipsis 22:20-21) En estas últimas palabras que se registran en la Biblia, el Señor Jesucristo que da testimonio de estas cosas, asevera: “Ciertamente vengo en breve.” No se trata solo de lo que dice, que su regreso es inminente; sino de quien lo dice, el Dios absolutamente confiable, inmutable y fiel.  El cumplirá su Palabra a pesar de los burladores que con mofa preguntan: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:4).  Esas burlas se les convertirán en llanto. No es que Jesús vendrá, El ya viene: “He aquí que viene” (Apocalipsis 1: 7a) Su Segunda Venida es tan segura que se puede expresar como que ya está en camino.

Supongamos que el Señor Jesús escogiera este preciso momento para regresar. ¿Estarías preparado? Jesús nos advirtió que El viene rápidamente (Apocalipsis 22.12). Cuando llegue ese momento, no habrá tiempo alguno para que te prepares para el cielo; por lo tanto, la pregunta que debes hacerte es la siguiente: ¿me he comprometido con Jesucristo y me he entregado a Él como mi Señor y Salvador? Después de que Jesús prometió a sus discípulos que se iría para ir a preparar un lugar para ellos y regresaría para llevarlos allí, añadió: “Y sabéis a donde voy, y sabéis el camino” (Juan 14.4). Inmediatamente, Tomas, su discípulo analítico y que «quería ver», pregunto: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo pues, podemos saber el camino?” (v. 5). Jesús respondió con una de las declaraciones más importantes en la Biblia. Es la respuesta del cielo para cualquiera que busque salvación de la muerte eterna. El le dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi” (v. 6).

Y los cristianos que somos los “que aman su venida” (2 Timoteo 4:8), como Juan debemos decir: “Amén; sí, ven, Señor Jesús” Vivamos a luz de esta esperanza gloriosa. Que nuestro Amén sea una vida de santidad y de urgente proclamación del evangelio. Y mientras le servimos que “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.”

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