(Juan 15: 18- 20)
Los cristianos en el mundo occidental han estado disfrutando de un extenso período de paz relativa, particularmente en este país, nación fundada sobre principios cristianos. Pero debemos ser realistas al reconocer que el escenario está cambiando. La burbuja en la que vivimos cómodamente ha comenzado a romperse. Estamos dejando de ser esa rareza en el gran esquema de la historia del mundo. El radiante sol del verano amenaza con ocultarse para dar paso a un tenebroso invierno. De hecho, las brisas frías ya han comenzado a soplar dándonos en pleno rostro, como una clara evidencia que se avecina un cambio. Las cómodas vacaciones del verano se están terminando. Y mientras más pronto lo reconozcamos mejor. Necesitamos prepararnos y con un sentido de urgencia.
Esto no debería sorprendernos. Si has leído el libro de Apocalipsis conocerás que el mal con el tiempo se volverá inimaginablemente poderoso sobre el mundo e indeciblemente cruel contra los verdaderos creyentes en Jesucristo. Muchos se postrarán ante el Anticristo. Muchas persecuciones a la larga darán lugar a la gran tribulación de los tiempos del fin. Esto es profecía, y sucederá. Por consiguiente, debemos prepararnos.
Jesús explicó cuando preparaba a sus discípulos para las difíciles horas que tenían por delante: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.” (Juan 15: 18- 20) Estas amorosas advertencias que el Señor Jesús hizo a sus discípulos son también para nosotros. Estas solo les importarán a los verdaderos hijos de Dios. No son palabras para farsantes, ni tampoco para creyentes mediocres. Hay un costo en la obediencia y muy pocos estarán dispuestos a pagarlo. Y eso quedará en evidencia cuando llegue el momento. Alguien escribió: «Es aquí donde los creyentes fallan en su mayoría. Cuando se nos persigue, retrocedemos. Huimos. Nos escondemos. Cambiamos nuestra posición».
Jesús ni buscó problemas ni invitó la persecución. Con fidelidad proclamó la verdad divina y el mal lo halló; porque el mal siempre trata de destruir la verdad. Aceptemos esta realidad, pero no nos venza el desánimo. No olvidemos que el mal disfruta de victorias a corto plazo, pero que Cristo ya ha conquistado el pecado, la enfermedad, el sufrimiento, la muerte y la decadencia. Todas aquellas cosas que hoy nos provocan tristeza él las venció.
¡Ponte de pie con toda firmeza y proclama de verdad de Dios! No cambies tu posición. Mantente firme. El libro de los mártires, de John Foxe es un libro lleno de oraciones de santos moribundos. Vez tras vez el Espíritu Santo dio su fuerza mientras las llamas consumían el cuerpo de los fieles creyentes.
Mientras vivimos aquí compartamos nuestra esperanza con aquellos que no la tienen mientras añoramos nuestro verdadero hogar.
Se acercan tiempos difíciles. Cuando lleguen recuerda que la persecución es inevitable; pero confía y espera en el triunfo de Cristo.
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