“Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes.

(Salmo 118:7-8)

Una confianza mal colocada nos llevará experimentar profundas decepciones.

Al hablar de donde depositar nuestra confianza, la Biblia nos ofrece la mejor opción: “Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes.” (Salmo 118:7-8) Aquí no dice que no debemos confiar en el hombre, sino que es “mejor” hacerlo en Dios.

Cualquier confianza en el hombre debe ser limitada, empleando siempre la cabeza y no el corazón, la voluntad antes que las emociones, midiendo cuidadosamente cada paso que demos sin olvidar que podemos estar transitando sobre un terreno minado. El Señor advirtió a su pueblo: “¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ¡ni buscan a Jehová!” (Isaías 31: 1) El alejamiento de Dios era lo más grave de la confianza que Israel puso en Egipto. Dios maldice al hombre que confía en el hombre si esto lo lleva a apartarse de El: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.” (Jeremías 17: 5)

Todos los hombres tenemos pies “de barro”, cualquiera puede caer, por naturaleza tendemos a ser volubles, hoy podemos pensar de una manera y mañana de otra. Sin embargo, no es así con el Señor, El no cambia, nunca miente y tampoco nos decepciona. He vivido muchas experiencias tristes en mis relaciones humanas, algunas personas me han desilusionado y estoy seguro de que también yo he hecho lo mismo con otros, pero mi Dios jamás me ha fallado ni me fallará. Él es digno de toda nuestra confianza. Y cualquier confianza que coloquemos en un hombre, hagámoslo en oración, cuidando nuestras pasiones y pidiendo a Dios por esa vida para que llegue a ser un instrumento útil en sus gloriosas manos. 

 

 

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