¿Cuál es nuestra responsabilidad? Primeramente, el cultivo de nuestra relación con Dios, luego movernos en fe cumpliendo nuestras responsabilidades y esperando su bendición en lo que hacemos. Si obviamos esta parte tan importante todo cuanto hagamos se volverá humo. He aquí un ejemplo bíblico: “Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. “ (Hageo 1:3-9) La nación estaba manifestando un estilo de vida egocéntrico, enmarcado en la hipocresía y las prioridades equivocadas. Sus patrimonios estaban en primer lugar, sus “casas artesonadas” eran sus tesoros, por lo que allí estaban también sus corazones. Por eso a pesar de todos sus esfuerzos, no contaban con la bendición de Dios. Observemos nuevamente estas palabras: “Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto… Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo.” Todo el que no busca a Dios en primer lugar y corre detrás del espejismo del materialismo desenfrenado, puede entender el significado de estas palabras, porque ellas forman parte de su experiencia.
Sin Dios no hay bendición y lo que logremos “ganar” se irá en la misma forma que llegó. Y para aquellos que basan su seguridad en la acumulación de bienes materiales, recuerden estas sabias palabras del predicador: “Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen.” (Eclesiastés 5: 11) Nunca será suficiente.
Lo contrario también es cierto. Cuando confiamos en Dios, no importa lo poco que tenemos, Él lo multiplica. Todos los cristianos en algún momento u otro de nuestra vida hemos sido testigos de algún milagro de matemáticas.
Jesús no se equivocó: Dios primero y lo demás vendrá con su bendición (Mateo 6: 32- 33). Quien intente cambiar este patrón, pagará el precio de su desobediencia recibiendo su jornal en saco roto.
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