“Acordaos de la mujer de Lot”
(Lucas 17: 32)

El Señor Jesucristo regresará, el lo ha prometido (Juan 14: 3) y será fiel en cumplir su promesa. Y con su venida se revelará dónde está puesto el corazón de cada uno, dónde están realmente los tesoros que amamos.

Jesús nos dejó esta amonestación: “Acordaos de la mujer de Lot” (Lucas 17: 32) Después que los ángeles sacaran de Sodoma a Lot, su esposa y sus dos hijas, ellos les advirtieron con urgencia: “Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.” (Génesis 19: 17)

Unas pocas horas después, acercándose Lot y su familia a Zoar, la ira de Dios cayó desde cielo como fuego y azufre ardiente, detrás de ellos: “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.” (Génesis 19:24- 25). Llegó el juicio divino sobre aquellas perversas ciudades y mientras Lot y su familia se acercaban a Zoar, haciendo caso omiso de la advertencia, “la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.” (v.26) Su esposa no pudo resistir la tentación de una última mirada hacia Sodoma. ¿Por qué? Porque ella fue incapaz de dejar su pasado atrás, ella seguía amando al mundo y sus cosas (1 Juan 2: 15- 17). Los ángeles los habían prácticamente arrastrado a las afueras de la ciudad y le suplicaron que huyeran sin mirar atrás, pero su corazón permaneció en su ciudad condenada, allí estaban sus tesoros. Ella se condenó a sí misma con esa última mirada.

Jesús empleó esta trágica experiencia, para ilustrar un principio espiritual: el mundo es pasajero; el reino de Dios es para siempre. Al predecir su retorno y el juicio futuro que le acompañará, Jesús dijo: “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot.” (Lucas 17: 28- 33)

El Día del Juicio llegará, la última oportunidad puede terminar en cualquier momento, ya sea que uno muera o que Cristo venga. ¿Estás preparado para ese momento? Resiste la tentación de una última mirada. Acuérdate de la mujer de Lot. Y no resistas la oportunidad que Dios te da hoy de salvación.

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