“Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.”
(Romanos 15: 5-6)

La base de nuestra unidad cristiana es la fe en el Señor Jesucristo. En la siguiente bendición el apóstol Pablo resume el poder de Dios para unir a los creyentes en una causa común: “Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.” (Romanos 15: 5-6) Aquí no se nos llama a «pensar igual que los demás». No se trata de conformar nuestra vida por la influencia de los demás. Puede suceder que toda una congregación sea «unánime en su manera de pensar» ¡y estar totalmente equivocada! Debemos ser de un mismo pensar «según Cristo Jesús», esto es, «a la manera» del Hijo de Dios. No es tratar de imitarnos unos a otros, lo cual es vacío. Nuestro llamado es imitar a Jesús, dejar que su poder que ha transformado nuestra vida, transforme también nuestras relaciones unos con otros, pero el modelo es El.

Tengamos en cuenta que el contexto de estos versículos está hablando de unidad en cuestiones no esenciales, sobre las que la Biblia guarda silencio. No tenemos por qué pensar igual, sin embargo es posible a pesar de las diferencia conservar la unidad, ¿Cómo? Teniendo el mismo sentir según Cristo Jesús. A pesar de nuestras opiniones divergentes, podemos ser amorosos, espirituales y armoniosos “para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.”

Nuestro Señor Jesucristo hizo esta oración a su Padre en nuestro favor: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” (Juan 17: 21- 23)

Y esta unidad por la que Jesús oro solo es posible alcanzarla en Su misma persona.

Término citando estas palabras del pastor Charles R Swindoll:

“La iglesia es una orquesta. Somos los instrumentos tallados por el Artista. Tocamos una partitura escrita para nosotros por el Compositor, lo cual permite que las notas individuales creen armonías. Habiéndonos sintonizados con el Perfecto Tono que vive dentro de nosotros, tocamos al unísono, interpretando la obra maestra del Compositor con pasión. Y el resultado es bellísimo: mostramos la gloria de Dios.”

Comparta!