“Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos.” (Proverbios 27: 2)
Hay personas a quienes les encanta venderse a sí mismas. Para ellos todo se trata de ellos. La persona que vive promocionándose a sí misma, tiene una limitada capacidad para sentir empatía porque no tienen tiempo para pensar en otros, viven enamorados de su propia imagen, como Narciso, ese personaje de la mitología griega quien se enamoro de su propia imagen. De aquí viene el término “narcisismo” empleado en sicología para personalidades con estas características.
En el libro de proverbios de encuentra este sabio consejo: “¿Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos.” (Proverbios 27: 2) ¿Qué significa esto? Significa dejar que sean otros los que opinen sobre nosotros. Aparte de ser una manifestación de mala educación, poco gusto y elegancia alabarse uno mismo es síntoma de orgullo, de creerse superior a los demás.
En proverbios también leemos este otro consejo similar: “No te alabes delante del rey, ni estés en el lugar de los grandes; porque mejor es que se te diga:Sube acá, Y no que seas humillado delante del príncipe a quien han mirado tus ojos.”(Proverbios 25: 6- 7) No es sabio lanzarse al frente en la corte real, o buscar un lugar entre las celebridades. Es mucho mejor ser invitado a un lugar de honra, que hacerse con él y después ser públicamente humillado en presencia del rey. Jesús ensenó algo similar: (Lucas 14: 8- 10). No hay mejor camino que el de la humildad.
Debemos vivir siempre con el balance necesario, deshacernos de cualquier idea que nos haga pensar que somos superiores a los demás y que lo que hacemos merece alguna clase de reconocimiento especial. ¿Para quién hacemos las cosas? Si lo hacemos para Dios, él lo sabe y recompensará nuestra fidelidad. Si lo hacemos para satisfacer nuestro ego, entonces estaremos buscando el aplauso humano, y no importa si para lograrlo tenemos que alabarnos a nosotros mismos.
Quien vive enamorado de sí mismo y se ha casado con su propia imagen, debe divorciarse y cuanto más rápido mejor.
Termino con estas palabras de Jesús: “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” (Mateo 23: 12)
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