“En la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” (Salmo 1: 2-3)

Algo sumamente grave está sucediendo, una gran mayoría de los cristianos no dedican tiempo alguno a leer la Biblia y menos aun a su estudio. Algunos han dejado de creer en la suficiencia de las Escrituras. He escuchado a creyentes decir que no leen la Biblia y otros declaran que es aburrida. ¿Cómo es posible que esto esté aconteciendo dentro de nosotros?

No podemos experimentar una vida cristiana victoriosa sin nutrirnos de la Palabra de Dios, recordemos cual es la bienaventuranza del justo: “En la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.”(Salmo 1: 2-3)

El salmista alega que el justo se “deleita” en la Palabra de Dios. Para él las Escrituras no son una carga, sino más bien, de día y de noche son fuente de su reflexión.

Si deseamos cambiar nuestro estilo de vida, necesitamos una orientación clara. Eso lo encontramos en la Biblia. No podemos recibir bendición alguna sin invertir tiempo de manera intencional en su lectura, estudio y obediencia.

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