“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.”
(Marcos 1: 35)
No podemos vivir la vida cristiana sin orar. El cultivo de nuestra relación con Dios mediante la oración no es algo opcional, es esencial. Jesús nos da un buen ejemplo de cuán importante era la oración para él: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” (Marcos 1: 35) Para él la oración era una necesidad, su tiempo de comunión con su Padre era esencial. Incluso antes que saliera el sol Jesús se levanta, después de haber dormido por una pocas horas, y sale en busca de un lugar desierto.
Si observamos detenidamente los evangelios veremos que la oración estaba muy unida a la vida de Jesús. El oro antes de su bautismo (Lc. 3:21), antes de llamar a los doce (Lc.6: 12- 18), antes de alimentar a las multitudes (Jn. 6: 11), en su transfiguración (Lc. 9: 28-29), antes de resucitar a Lázaro (Jn. 11: 41042), en el aposento alto (Mt. 26: 26-27), en Getsemaní (Mt. 26: 36- 46), e incluso mientras estaba en la cruz (Mt. 27: 46).También en Juan 17: 1- 26 encontramos una extensa oración de Cristo. Y esto son solo algunos ejemplos.
Sin duda alguna la oración era muy importante para Jesús… ¿Y para nosotros?
Al orar manifestamos cuán significativo es Dios para nosotros. Uno dedica tiempo a comunicarse con la persona que ama. No es cuestión de cuanto digamos que amamos a Dios, sino de cuánto tiempo invertimos en nuestra relación con El. Considerando siempre que somos nosotros quienes necesitamos de Él. No podemos vivir una vida cristiana victoriosa sin oración. Cuando sienta que sus pies no lo pueden sostener, arrodíllese.
La oración nos da el gran impulso en nuestra carrera cristiana y nos mantiene en la senda. Eleva nuestro corazón sobre los grandes desafíos de la vida y nos permite disfrutar por fe de los recursos divinos de victoria y esperanza. Por medio de la oración podemos vencer los ataques del mismo Satanás. “El diablo sonríe cuando hacemos planes. Se ríe cuando estamos demasiados ocupados. Pero tiembla cuando oramos”. – Corrie Ten Boom.
Imitemos el gran ejemplo de Jesús, comencemos el día con oración, aunque eso signifique tener que levantarnos más temprano. Dijo Hudson Taylor: “No toque en el concierto y después afine su instrumento. Comience el día con Dios”.
Y recuerda, sin oración no podemos.
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