“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”  (Hechos 4: 12)

El evangelio es la buena noticia acerca de la persona de Jesús, su gloriosa muerte y resurrección. Esa es la verdad, más aun la verdad absoluta.

Sé que a muchos les incomoda este Evangelio y este Jesús. Por ejemplo Marcos Nelson, que escribió un libro acerca de la espiritualidad de Oprah Winfrey: “el evangelio según Oprah no parece requerir ninguna forma de compromiso doctrinal”. O sea esto es para algunos como una especie de bufé religioso, donde los sincretistas adoptan las doctrinas que les parecen apropiadas y ponen a un lado otras que les incomodan.

Algo similar a lo que hizo Thomas Jefferson, quien siendo como era un escéptico respecto a lo sobrenatural, se sirvió de una cuchilla para eliminar físicamente de la Biblia las alusiones a los milagros, la deidad, y la resurrección de Jesús de los Evangelios, dejando únicamente sus enseñanzas morales. “Yo mismo soy una secta”, dijo: una iglesia de una sola persona.

Puras necedades humanas que no cambiarán en absoluto la verdad revelada de Dios en su Palabra. El Evangelio es uno, Jesús es uno, o el hombre lo acepta o lo rechaza, pero debe recordar que no podrá escapar de las consecuencias.

 

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