Muchos incrédulos cuestionan a Dios cuando no interviene para impedir una tragedia o sanar a alguien de una enfermedad mortal. Estos deliberadamente ignoran las innumerables veces que sí lo hace, adjudicando el milagro a otros factores donde Dios es excluido.

Otros no entienden por qué Dios permite que un asesino y dictador viva tantos años y no sea juzgado en esta tierra  como se merece humanamente. También se hace incomprensible a la mente humana que Dios pueda permitir que gobiernos crueles con sus pueblos duren tantos años. Y al no ver ese juicio inmediato sobre esas malas obras, sucede lo que nos describe el predicador: “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.” (Eclesiastés 11: 8)

E inevitablemente surgen las clásicas preguntas: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no hace algo si realmente el existe? Ellos aplican a sus pensamientos la siguiente lógica humana: Si Dios es real y justo debe intervenir para impedir actos indignos contra personas inocentes y ejecutar castigo sobre los culpables.

Sin embargo, es curioso el hecho de que esas preguntas que disputan la justicia de Dios desaparecen cuando ellos mismos hacen algo malo y no reciben en consecuencia un castigo inmediato por sus perversas acciones. La Biblia nos recuerda: “Justo es Jehová en todos sus caminos…” (Salmo 145: 17a) Este es un glorioso atributo de nuestro Dios. David escribió en el Salmo 19: 9 “Los juicios de Jehová son verdad, todos justos”

Nadie puede responder las razones por las que Dos en ocasiones interviene e manera inmediata y en otras (según nuestra perspectiva humana) se toma mucho tiempo, o no lo hace según el criterio de los incrédulos.

En su carácter justo y santo el jamás cometerá un error, podemos descansar en eso. El es testigo de toda mala obra que comete el hombre. No importa de quien se trate y dónde se cometa, Dios lo sabe. El ve donde nosotros no podemos. El está en actividad ahora mismo a través de todas las circunstancias y experiencias humanas. Y aun si no podemos entender to­talmente el porqué de las cosas, Dios lo sabe. Aun cuando no po­damos explicar las razones, Él entiende. Y cuando no podemos ver el final, Él está allí.

Tenga por seguro que nadie escapará a su justicia. Dios solucionó el problema del mal enviando a su Hijo a morir en la cruz. Esto solo se puede conocer y aceptar por la fe, cuando recibimos a Cristo e iniciamos una relación con Dios.

El hombre no puede juzgar a Dios, el es Justo, nosotros los injustos.

 

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