Dios tiene todas las respuestas, es mas El es la respuesta a todas nuestras interrogantes. Por lo cual lo más sabio que podemos hacer cuando nos asalten las dudas es ir a Él, refugiarnos en El; debemos conocerle, meditar en Quien es El.
El apóstol Pablo estaba seguro de que clase Dios tenia: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi deposito para aquel día.” (2 Timoteo 1: 12) Enfatizo sus palabras: “Yo sé a quién he creído” He aquí la clave para robustecer nuestra fe ante la niebla de la confusión.
En ocasiones Dios por su gracia nos envía respuesta a algunas de nuestras preguntas, en otras, soberanamente El decide no responder, ni darnos explicación de su proceder, El es Dios, recordemos el caso de Job. Cuando Dios determinó poner fin a su dolor, no le ofreció una explicación del por qué Job vivió lo que vivió, no lo hizo, solo rompió el silencio mostrándose a sí mismo, su inmensa e inescrutable sabiduría en comparación con el finito y frágil conocimiento humano. Y eso fue suficiente para Job y debe ser suficiente también para nosotros.
Ante tus preguntas, ya sea que Dios te responda o no, no olvides que El fielmente te dará la luz suficiente para iluminar tus pasos en un andar de fe.