Saque a Dios de la vida humana y  se convertirá en un viaje sin sentido.  Sería más o menos algo como esto: “Todo lo que existe surgió sin razón, continúa viviendo en debilidad y muere por accidente” (Amargada declaración de Jean- Paul Sartre, filosofo existencialista del siglo XX)

O intente imaginar un mundo donde Dios estuviera muerto, como primero declaró Friedrich Nietzche, filosofo alemán del siglo XIX y quien terminó viviendo los últimos once años de su vida como un demente. 

Estos hombres pretendieron desterrar a Dios de este mundo, hundiendo al individuo en el precipicio de la oscuridad ignorante y de la desesperanza sin remedio; aun así muchos hoy prefieren esto.

Sin embargo, hay una mejor opción: “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1: 8) 

Y Jesús de manera directa extiende su invitación a todo hombre: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os hare descansar” (Mateo 11: 28)

¿Qué clase de existencia prefieres?

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