“…tu Padre que ve en lo secreto…”

(Mateo 6: 6)

Una fe firme en la omnisciencia de Dios –que él lo sabe todo siempre— tendrá un gran efecto en sujetar nuestra propensión a racionalizar o pensar que podemos actuar en secreto. Jesús ensenó: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” (Mateo 6: 6) Aun cuando en este versículo el Señor enseña acerca de la manera correcta de orar, quiero llamar la atención específicamente sobre una parte de sus palabras: “tu Padre que ve en lo secreto” Dios lo ve todo porque él se cuida de cada detalle de nuestra existencia:

“Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.” (Salmo 11: 4)

“Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.” (Salmo 34: 15)

“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” (Salmo 139: 16)

No es posible escapar de la poderosa mirada de Dios. La autentica vida de fe se vive con la clara conciencia de que la mirada divina invariablemente nos observa.

Si queremos enredar nuestra vida, comencemos a pensar que podemos dividir nuestro mundo en esferas públi­cas y privadas. No hay tal cosa para Dios, debemos vivir en todo lugar de la misma manera.

 

 

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