(Proverbios 9: 16- 17)

Tenemos una naturaleza corrupta que nos acompañará mientras estemos en esta tierra. Satanás sabe muy bien como estimularla para meternos en problemas.

La Insensatez, como una desvergonzada ramera, se sienta fuera de su casa con un mortal juego seductor:” Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dijo: Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es sabroso.” (Proverbios 9: 16- 17) Lo prohibido nos atrae, la tentación (como descarada prostituta) apela a este instinto depravado del hombre.

Por naturaleza  codiciamos lo que está fuera de nuestras posibilidades y lo echamos a un lado, cuando ya nos pertenece. Esto exactamente fue lo que hizo Amnón después de violar a su hermana Tamar: “Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate, y vete.” (2 Samuel 13: 15).

No importa cuán dulce sean al paladar la aguas robadas o cuán delicioso el pan que se come a escondidas. Después del placer y la pasión solo queda una vida llena de remordimiento y amargura.

No se puede detener la cosecha maldita de una decisión pecaminosa.

 

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