¿Quién no ha sentido miedo? A todos nos ha pasado que ante algún intimidante desafío sentimos temor. La cuestión es no dejarnos controlar por el pánico y en consecuencia tomar decisiones equivocadas que más tarde lamentaremos. La Biblia en uno de los salmos nos cuenta: “Los hijos de Efraín, arqueros armados, volvieron las espaldas en el día de la batalla. (Salmo 78: 9) Estos hijos de Efraín tenían las armas y sabían pelear, no obstante “el día de la batalla”  ellos “volvieron las espaldas”, es decir que salieron corriendo presa del miedo, se convirtieron en desertores. ¿Estás enfrentando hoy una batalla difícil? ¿Tus rodillas se golpean entre sí? Huir no es una opción, ni lo consideres. Tienes razón al temer enfrentarla tu solo, yo he aprendido que no puedo pelear mis batallas sin Dios. Pero ese es el punto, no estamos solos, Dios con su poder nos sostendrá y el peleará por nosotros. Podemos hacer nuestras las palabras de Moisés al pueblo hebreo cuando eran perseguidos por los egipcios: Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” (Éxodo 14: 14) Te invito a que juntos echemos una mirada al pasado, allí veremos a nuestro Dios como peleó por nosotros y venció, el siempre gana. Así hará en nuestro presente, nosotros confiemos tranquilos.

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