Cuando nos movemos en fe, nunca habrá un camino sin salida. La fe mantiene siempre viva la esperanza sin importar lo terrible que se muestren las circunstancias que nos rodean. Cuando no veas lo que esperabas ver, confía en Dios. No intentes escapar. No te dejes dominar por el miedo. No dudes del amor de Dios. Su amor por ti es incondicional. No luches solo con tus débiles fuerzas. Espera y mientras perseveras, confía. Cuando recibas noticias devastadoras, espera, persevera y confía en El. Es posible que sientas un profundo nudo en tu garganta e inmensos deseos de llorar, hazlo y confía. Tal vez sientas que la tierra se abre debajo de tus pies y que te da vueltas la cabeza ante lo inesperado de lo que te ocurre, pero sigue confiando en sus palabras, te las recuerdo: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41: 10)  Es él hablándonos personalmente, nuestro Dios es siempre bueno y fiel, podemos vivir confiando en sus promesas.

Comparta!